OJUELO

¿Cuánto vale un muerto?

Hace ya muchos años, cuando aún la televisión en este país se dedicaba a culturizar al personal, recuerdo haber visto un programa que hablaba de ciencia, pero que no puedo recordar el título, pues bien, uno de los temas que recuerdo es el de ¿Cuánto vale un cuerpo humano muerto? Por aquel entonces, llegaron a la conclusión de que en España, los componentes que forman un cuerpo humano, en una farmacia de aquélla época, podrían salir por menos de 130 Ptas de entonces, más o menos teniendo en cuenta el alza en el coste de los precios, un euro de ahora.

Pero no, eso sucedía como digo cuando la televisión se dedicaba a culturizar al personal, ahora no, ahora se dedica a hacer distinciones, porque para éstas incluso hay muertos y muertos. Y digo esto, porque llevo viendo dos días seguidos como en todas las televisiones, en todas sin excepción alguna, incluso en las públicas, nos han contado de principio a fin, la muerte y todo el proceso que ella conlleva, la muerte de una persona particular, una persona como tú que lees esto o como yo, porque ¿Qué méritos para la sociedad ha hecho esa persona? Yo no conozco ninguno, ¿Cuántos libros ha escrito por los que le hayan entregado algún gran premio literario? ¿Cuántos descubrimientos científicos ha aportado a la sociedad? O ¿Acaso ha pintado alguna Capilla Sixtina, para dejarla como legado a la humanidad? Pues no, era simplemente, una persona normal y corriente como tú o como yo, una persona que para éstas televisiones de las que hablo, el gran mérito que tenía era el de ser hermana de alguien. Eso sí, que nadie tome esto que escribo como algo contra esa persona, que para mí como cualquier otra tenía todo el respeto del mundo, sino todo lo contrario.

El comportamiento que han tenido todas las televisiones con la cobertura que han dado a esta noticia, a mi modo de entender ha sido bochornoso, y por qué no decirlo, discriminatorio no sólo hacía otros fallecidos, sino hacia las familias de muchas otras personas que mueren jóvenes, pero que no son ni familia ni allegados a ciertas personas de este país. Para poner un ejemplo, el del telediario de las tres de la tarde en la 1º cadena de TVE, 10 o 15 minutos hablando del tema, cuando hay tantos muertos a diario por los que si se nombran se hace casi de pasada, 10 o 15 minutos en un medio donde el tiempo siempre nos dicen que vale más que el oro, tiempo que si cualquier particular, asociación u organización cualquiera pide para cualquier cosa, por importante que ésta sea, no digo 10 o 15 minutos sino ni 10 o 15 segundos. ¿Cuántas decenas de reporteros vimos desplazados para cubrir esa noticia, dos, tres, cuatro o quizás algunas más? ¿Y todo por qué? Pues por el simple rastrerismo y servilismo que hay en este país hacia ciertas clases sociales y hacia ciertas «clases elitistas». De todo esto, lo que sobre todo me produjo casi bochorno ajeno, fue cuando en no sé qué canal aparecieron tanto el presidente del gobierno como el líder de la oposición, expresando sus sentimientos por la pérdida de esa persona, y que conste que si a mí me preguntan hubiera dicho lo mismo que ellos, pero el bochorno al que me refiero, no es por parte de ellos sino de los periodistas que se suponen que son profesionales serios, pero que no saben hacer otra cosa que seguir el peloteo de turno, y preguntar por ejemplo, al presidente del gobierno en los pasillos de un parlamento, para que muestre sus sentimientos sobre el fallecimiento de una persona que no deja de ser un particular, por muy familia de alguien que sea.

En definitiva, no sé cuando todo esto de la televisión basura, en este caso rastrera se acabará, pero lo cierto es que aquellas televisiones que se dedicaban a informar seriamente y a hacer llegar la cultura al pueblo, hace tiempo que pasaron al baúl de los recuerdos, y que ahora tenemos unas televisiones en las que el planteamiento de información sería y el ánimo por la culturización de la sociedad son totalmente nulos, primando para ellas simplemente lo chabacano y cualquier tipo de comportamientos arrabaleros. En fin, para terminar tan sólo decir parafraseando a Cicerón en el comienzo de la primera catilinaria, eso de: «¿Hasta cuando abusaréis de nosotros?» Referido a las televisiones claro está.