2001, una odisea del ciberespacio.


Escrito el ('lunes 23 de octubre de 2006 – 17:03 | por Ojuelo

Allá por el mes de agosto del 2001, me propuse viajar por el ciberespacio. Después de una preparación larga, ya que el entrenamiento con las naves cibernéticas -los ordenadores, por supuesto- había durado casi seis años, como digo, decidí emprender una travesía hacia lo desconocido, pero con la esperanza, de encontrar una Ítaca donde, si no me esperaba una Penélope, al menos si hallar algo que aunque ignoto valiera la plena.

La singladura empezó con ciertos titubeos, puesto que ¿Quién no se ve cohibido ante tal inmensidad, como es la de Internet? Una de las primeras paradas en este viaje, fue la de los chats, de los que tanto había oído y de los que tanto hablaban por aquel entonces las gentes, pero este no era un buen puerto para recalar mucho tiempo, puesto que como en todos los sitios donde se junta tanto personal, siempre te encuentras con gentes de toda condición, aunque para decir la verdad, en uno de estos sitios, encontré a una persona con la que he mantenido una relación yo diría más que de amistad, de afecto mutuo, que se ha mantenido durante todo este tiempo, esta persona es mi amiga Alicia, que desde los reales sitios de Aranjuez, se internaba también por aquellos días en el ciberespacio y todo lo que rodea a Internet, por primera vez. Luego, después de aplacar la curiosidad de quien se encuentra de pronto con tanta cantidad de información, y sobre todo, con la posibilidad de acceder a ella simplemente pulsando un botón, me lancé de lleno a buscar todo lo que pudiera encontrar referente al latín, y buscando buscando, encontré una página donde se encuentra todo o casi todo lo que se busque sobre este tema. En el puerto del latín seguí un tiempo, todo el que me llevó terminar un curso on line, sobre todo por conocer el nivel que podía tener de esta lengua, puesto que lo que se de latín lo he aprendido de forma autodidacta, y creí que sería una buena forma de medir el conocimiento sobre la lengua de César y Cicerón, (no digo la de Tito Livio, porque ya se sabe que lo llamaban «el Patavinitas», porque su acento de paduano, no era como para dar ejemplo de bien decir el latín). Después de esto, descubrí el ajedrez por Internet, primero en páginas de juegos como las de Yahoo u otras parecidas, hasta que encontré la de Ajedrez21, sitio estupendo para jugar al ajedrez y hacer amigos, -una lástima que haya dejado de ofrecer la posibilidad de jugar, para quedar solamente como una página de venta de productos relacionados con el ajedrez- al cerrar esta página, a todos los socios de pago nos trasladaron a Internet chess club del cual sólo puedo decir que no me gustó.

Así, entre ir y venir, buscar y ver cosas de toda condición y clase, pasaron prácticamente cuatro años, hasta que en septiembre del 2005 quise probar que se podía sentir al estar dentro de Internet, y no vivirlo únicamente desde fuera, por ello, registre el nombre Ojuelo y contrate espacio para poner una página dentro del ciberespacio, y así nació www.ojuelo.es. Una página donde intento hablar de cosas tanto serias como no tan serias, y que espero que con el paso del tiempo, se vaya creando un hueco, o nicho como lo llaman en el argot ciberespacial, que aunque ínfimo, teniendo encuentra la magnitud de Internet, pero al menos que me pueda identificar dentro de tanta inmensidad. Ahora pondremos rumbo al infinito, y aunque sin alcanzar la velocidad de la luz, seguiremos buscando cosas de las que poder sacar provecho, y poder mantenernos otros cuatro años por este espacio infinito, para poder escribir pasado este tiempo, algo así como, 2010 la odisea continúa. En fin, aunque sea de otra película, ¡Que la suerte os acompañe!.

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